023| El Precio del fútbol
La dependencia del fútbol con respecto a la televisión, ha terminado transformándolo por completo.
Bienvenidxs una semana más, a la newsletter de “Over the Top” vuestra cita quincenal con el apasionante mundo de las series y de las plataformas de “streaming”, de los cuales no vamos a hablar hoy.
Esta semana todo son buenas noticias y celebraciones, y no sólo por el cercano final de la huelga de guionistas (ahora ya sólo falta solucionar la de actores), sino por todas las cosas que hemos estrenado en “Over the Top”.
En primer lugar quiero recordaros que el viernes pasado se publicó el primer programa de un nuevo formato que viene a sustituir a los episodios “Over the Show”. El magacín seriéfilo que hemos llamado “Over the Top Plus+”, tendrá periodicidad mensual y en él durante aproximadamente dos horas, os traeremos las últimas noticias sobre series de televisión, el comentario de aquello que estemos viendo y el análisis con spoilers de una serie completa. Junto a mí estará mi amigo Gerard Rafart, que ya me acompañó hace más de siete años en la primera etapa de “Serial Me!” (uno de mis podcasts sobre series más reconocidos) con un punto de vista normalmente muy diferente al mío propio. Espero que os haya gustado este primer episodio y que lo disfrutéis. Si aún no lo habéis hecho, podéis escucharlo AQUÍ.
Por otro lado pasado mañana se publicará, como viene siendo habitual cada último domingo de mes, un nuevo episodio de “FdS: OverTheTop” donde junto a C.J. Navas, analizo todo lo relacionado con la industria audiovisual y las plataformas de “streaming”. En este nuevo episodio, ponemos el foco en la guerra de las plataformas por hacerse con los derechos de retransmisión, de las distintas competiciones deportivas. Como digo, este domingo lo tendréis disponible también AQUÍ.
Y finalmente, ya sólo me queda comentaros otra de las novedades de este otoño: La primera línea de productos con nuestro logo, que nuestros amigos de
han puesto a la venta en su tienda, concretamente AQUÍ. Para celebrarlo, han decidido hacer una oferta inicial de lanzamiento con un jugoso descuento inicial del 20% hasta final de mes, que ya podéis hacer efectivo en todas vuestras compras de artículos “Over the Top”. Una forma más de apoyar nuestro proyecto y de mostrar vuestro amor por las series.Pero no sería justo que comprarais algo con un logo, sin entender previamente lo que significa; así que voy a aprovechar el inicio de esta newsletter de hoy, para contaros un poco más sobre el “imagotipo” de nuestro proyecto y su significado.
Más que un logo
A la hora de enfrentarme de nuevo a la necesidad de crear una marca para una newsletter/blog con un podcast asociado, tuve en esta ocasión la ayuda inestimable de mi querido amigo Pedro M. Sánchez que fue el que me sugirió como “naming” del proyecto ese “Over the Top”, que hace referencia a la vía de transmisión de la mayor parte de las plataformas de “streaming”, a través de las cuales vemos ya casi todo.
“Over the Top” y su acrónimo “OTT” se refieren pues, a la transmisión de contenidos “por encima o sobre” la propia conexión de internet que tengamos (al contrario que la otra forma de ver televisión a través de Internet, usando el protocolo IPTV integrado). Y sí, tanto “Spotify” como “Apple Music” también son servicios “Over the Top”; pero claro, lo nuestro son las series.
Elegido el nombre, la fuente tipográfica no podía ser otra que la “Avenir Black” que me ha acompañado en todos mis podcasts desde el primero, “Esto con Jobs no pasaba”, hasta éste último: ultralegible, con el grosor adecuado, redondeada y consistente a la vez, casi perfecta. Imprescindible. Y todo ello sobre fondo blanco; algo que he adoptado ya desde hace algunos años por simple limpieza de diseño, y por contraste en los usos y manías personales de tener webs y dispositivos personales siempre en “modo oscuro”.
Por otro lado, estaba la necesaria parte gráfica que debía de llevar el “imagotipo” en cuestión. Tradicionalmente tanto en “Factoría Netflix” como en “Serial Me!”, siempre había sido la mitad superior de una televisión (al principio con sus antenitas y todo), pero en la era del “streaming” donde ya no lo vemos todo a través de una televisión, sino también de las “tablets” y “smartphones”, debía de ser algo mucho más genérico y sin marcos; con una representación de los tres colores luz primarios que mostraban los píxeles de aquellas televisiones primigenias (azul, verde y rojo), pero con un toque distintivo. Así que, finalmente la pantalla sobre la que se asienta ese “Over the Top”, registra un degradado que se corresponde con el de los colores de la caja original del primer Apple TV que se comercializó (el dispositivo que me ha acompañado para ver series durante más de dieciséis años).
Y todo ello, dentro de una composición asimétrica (más en el caso del “cover” para el podcast) cuyo desequilibrio pueda generar cierta tensión visual y llamar la atención dentro de una galería de “covers” de cualquier servicio de podcasting. Una composición que por otra parte, en el logo de marca (el que aparece en los productos de la tienda y sobre estas líneas) está centrado para generar identidad corporativa y de usuario.
¿Identidad de usuario? Pues si, porque los que llevéis este logo en una taza, camiseta, bolsa o chapa, estaréis mostrando públicamente no sólo la empatía con este proyecto, sino también un rasgo distintivo vuestro. Si hablamos de “streamers” en plural cuando nos referimos a aquellos que transmiten contenido audiovisual en directo (es decir, en “streaming”) ¿Cómo podríamos referirnos a los que hemos hecho forma de vida, del consumo de ocio a través de las redes y bajo demanda, relegando al cable de antena y canales lineales al pasado? ¿”Overthetopers”?… La respuesta como casi siempre, estaba en mi admirada Prof. Elena Neira, ya que se define a sí misma como “OTT-Girl”, en sus redes sociales.
¿Podríamos entonces hablar de “OTT-people” o de una comunidad multigeneracional que se desarrolla a caballo entre el trabajo y el “Ocio Over the Top”? Si es así, éste bien podría ser su logo, o al menos así me gusta creerlo a mí.
Y hasta aquí, la publicidad por hoy.
Entrando ya en el tema de esta semana, cabe recordar que llevamos ya mes y medio aproximadamente de competición liguera en nuestro fútbol patrio. Es pues un buen momento, para volver a hablar aquí de fútbol. Y más en concreto, de fútbol y televisión.
Del “fútbol en televisión”, a la “televisión del fútbol”
Yo fui un niño de la radio, y a través de la radio descubrí el fútbol. Con esa emoción sin igual que desprendían los comentarios de Gaspar Rosety, Alfredo Martínez, Silvia Echavarren o Javier Ares narrando cualquier encuentro; en cuyas voces, un simple partido a veces se transformaba en un duelo a muerte del que dependía el futuro de la humanidad, siempre al borde del infarto ambos, locutor y oyente. Por eso resultó curioso que de la radio saltara al campo, a ver los partidos en directo en el Estadio de mi ciudad, sin pasar por el fútbol televisado que nunca me emocionó, ni me ha emocionado en ninguna de sus formas. Está claro que he visto partidos por televisión, ¡muchos!, pero las voces de Jose Ángel de la Casa o de Jesús Alvarez me sonaban siempre a “Nana de Tanatorio”, en comparación con las de mis ídolos radiofónicos. Y tampoco podía compararse el ambiente en directo en el campo, con ese olor a “Farias” y a bota de vino agrio, siempre con un colorido mucho más atractivo que el de la fría televisión. Aquellos tiempos de interminables “carruseles deportivos” de varias horas, de quinielas, y de tardes de fútbol a las 5 con mis amigos de toda la vida, nunca fueron rival para la pequeña pantalla en mi caso. Y sin embargo, el fútbol acabó con los años siendo fundamentalmente un espectáculo pensado para aquellos que lo disfrutaban desde su sofá, y en el que los que acudíamos al campo cada vez a horas más intempestivas, nos convertimos en meros figurantes destinados a dar colorido y ambiente de fondo a la retransmisión.
Llegó Canal+, y le sucedió Movistar+, y luego también BeIn, MiTele Plus, y DAZN. Y poquito a poco desde el “Pay per View”, el fútbol se convirtió en un espectáculo caro para muchos bolsillos, y por otro lado, en una buena excusa para bajar al bar de tu calle a ver el partido. El público, los antes socios y luego abonados a este circo, se convirtieron en simples clientes de un espectáculo, sin voz ni voto (al menos en la mayor parte de los clubes convertidos en empresas); pasaron de ser un activo en entidades centenarias, a una suerte de figurillas de cartón, como aquellas que se ponían en las gradas vacías de aquellos partidos de pandemia con sonido Playstation. Incluso en lo económico dejaron de ser importantes, porque los clubes dejaron de tener su principal fuente de ingresos en sus socios y abonados, y a depender casi íntegramente de la televisión.
Los sueldos de los futbolistas más cotizados subieron, los precios por los derechos de retransmisión subieron, y las cuotas de suscripción a las ofertas televisivas de fútbol, también subieron. Y el fútbol acabó siendo un deporte de masas encerrado en cotos privados dentro del mercado televisivo, muy bien pagado y mejor cobrado. Sujeto a los caprichos, designios e intereses de las plataformas televisivas de turno, dueñas de sus derechos de retransmisión.
El Coste de los derechos
En un país como el nuestro, el fútbol mueve montañas y moviliza masas; así que no resulta difícil de entender, en qué medida una plataforma televisiva puede estar interesada en la emisión del fútbol.
Movistar y DAZN pagaron en diciembre de 2021, 4.950 M€ por los derechos de retransmisión de La Liga EA Sports para las siguientes cinco temporadas, concretamente hasta la temporada 2026/2027; es decir, 990 M€ por temporada. El reparto de ese pago, tenía cada año a Movistar haciéndose cargo de los 520 M€ de esa totalidad, por la mitad de los partidos de cada jornada (con tres de las treinta y ocho jornadas en total exclusividad, a determinar por ellos) y a DAZN, de los restantes 470 M€ por la otra mitad.
Cuatro meses después en un giro “esperado” de los acontecimientos, Movistar compró a DAZN los derechos para poder emitir también esos otros cinco partidos, por 280 M€ anuales, dejando los saldos de compra en 800 M€ al año gastados por Movistar (una cantidad ostensiblemente menor a los 980 M€ que pagó en las tres temporadas anteriores a esta nueva adjudicación) , y en 190 M€ desembolsados por DAZN. Y a todo esto, habría que añadir el acuerdo de licencia de esos derechos por parte de ambas a Orange, por una cantidad que no trascendió y que en el caso del acuerdo de Orange con Movistar, también incluyó los partidos de la “Champions League”; lo que seguramente redujo aún más la factura finalmente pagada a “La Liga” por parte del gigante de las telecomunicaciones.
Por comparar, la “Premier” renovó sus derechos de adjudicación a principios de la temporada 2022-2023, hasta 2025. Dichos partidos de la Premier League se dividieron en paquetes separados para garantizar que ninguna emisora tuviese el control total sobre toda la competición. Así, los paquetes de la Premier League para 2022-2025 se adjudicaron a Sky Sports, BT Sport y Amazon Prime Video. Y de esta manera, Sky a día de hoy, puede retransmitir la mayoría de los partidos (128 al año), mientras que BT Sport lo hace con los partidos iniciales de la jornada de los sábados (52 al año), y Amazon por su parte, emite dos jornadas completas en su totalidad durante la temporada (20 partidos al año). El desembolso total realizado por la suma de todas fue de 5000 M€ por los tres ejercicios, lo que equivale a 1670 M€ por temporada. En definitiva, un 68% más que lo pagado por los de la liga española, lo cual marca ya una diferencia de valor importante entre ambas competiciones.
Pero volvamos a lo nuestro; la pregunta es si con todo ese dinero desembolsado, Movistar y DAZN rentabilizan la inversión. En el caso de Movistar, lleva años haciendo de los derechos de retransmisión deportivos su seña de identidad, y más en concreto de los del fútbol. A Movistar le interesa ser “La Casa del fútbol”, y usa su oferta balompedística, para captar a los aficionados que no les importa contratar un paquete convergente de servicios (telefonía móvil + fibra + televisión), a un coste mayor respecto al que ofertan otras empresas. Orange replica la misma estrategia, licenciando los paquetes de Movistar; pero no así Vodafone, que hace tiempo que se desmarcó de la misma, al considerar que no rentabilizaba entre sus clientes la emisión de esos paquetes de fútbol.
Por contra en el caso de las OTT, los derechos de la competición liguera no dejan unos beneficios tan claros. Tras la marcha de “BeIn Sports”, Mediaset apostó por ellos durante la temporada 2019/2020 (la de la pandemia y los estadios vacíos) y no repitió. Es cierto que dio a conocer su plataforma OTT, pero las quejas por el servicio que ofreció fueron constantes, y tras no renovar el acuerdo con Movistar, perdió 42.000 suscriptores en tan sólo un mes (y más en los que le siguieron). Amazon se lo estuvo pensando, pero finalmente fue la plataforma de deportes DAZN la que se lanzó al agua con el acuerdo más arriba indicado (recordemos que sólo por la emisión de la mitad de los partidos de la jornada, y durante 35 de las 38 jornadas del campeonato), ya que resultaba inentendible que la “Otra Casa del Fútbol” no tuviera el fútbol patrio entre su oferta.
Desde entonces, en DAZN en un sólo año ha pasado de todo: Subidas de precio continuas, desaparición del paquete que sólo albergaba los partidos de Liga por menos de 20€ al mes, cerrojazo a la posibilidad de que el usuario se diera de baja de forma flexible (durante esos períodos en los que su equipo no competía dentro de los cinco partidos seleccionados cada semana), e inclusión de anuncios publicitarios de todas las formas posibles… ante, cabe, con, contra, de, desde… (añádanse todas las preposiciones de la lengua castellana a la retransmisión). ¿Los números no salían?
A día de hoy, se supone que las cuentas les tendrían que salir con los precios vigentes: El fútbol en Movistar sobrepasa los 100€ al mes por suscriptor, dentro de una oferta convergente con 600Mb de fibra, 30 Gb de datos para línea móvil y llamadas ilimitadas (un matrimonio en toda regla sin acuerdo prenupcial y con su correspondiente permanencia anual, en la que recordad, sólo hay fútbol en diez de los doce meses). Mientras en Orange ronda los 105€ al mes, igualmente con permanencia y en un paquete convergente similar; y en DAZN, tomando la opción de pago mensual también con permanencia de doce meses (por equiparar) sale por 30€ al mes (pero claro, sólo por la mitad de los partidos de Liga y sin fibra ni móvil, ya que no es una empresa que oferte servicio de telecomunicaciones).
Por cierto, operadoras como O2 (filial de la propia Movistar) ofrecen por 38€ al mes, 500Mb de fibra y 50 Gb de datos con llamadas ilimitadas (y no es el operador más barato). Es decir, que el que quiere el fútbol, lo paga a base de bien (más adelante volveré sobre esto), porque básicamente cuesta mucho rentabilizar unos derechos de retransmisión que al igual que el propio fútbol, están sobredimensionados.
Los problemas del reparto
El día que el futbol español tuvo que repartirse los dineros de la televisión, se abrió una sima insondable en la competición. Era lógico que los que más generaban se quedaran con más, pero el círculo vicioso declinó en que los que menos recibían, cada año empezaron a generar menos. Y así, un país multicultural y plurilingüe, acabó viviendo en un “bipartidismo” tan en el ADN español, como lo es el amor al “guerracivilismo” que los españoles profesamos. Las dos Españas de Miguel Hernández, también en el futbol. Y el resto… una pléyade de actores y actrices ”in a supporting role” con más o menos texto dentro de un diálogo “a dos”. Y bien porque en otros países el reparto de amores fuera más equitativo o salomónico, o bien porque las rivalidades no fueran históricamente tan sólo cosa de dos, el deseo de ser la mejor liga del mundo (en España) se quedó solo en eso, en deseo. Dos grandes transatlánticos, algún que otro yate de recreo, y una mayoría silenciosa de barquitas a pedales, agradecidas por poder navegar en el mismo estanque.
En España el reparto del dinero de la televisión, se hace mediante un montante fijo para todos los equipos (35,6 M€) y uno variable en función de su clasificación. El problema de la parte variable, es que según el Real Decreto que lo determina “se tomarán en consideración los resultados deportivos de las cinco últimas temporadas, ponderándose los obtenidos en la última un 35 por 100, en la penúltima un 20 por 100 y un 15 por 100 cada una de la tres anteriores”.
Un sistema en definitiva, que acaba produciendo diferencias notables en este reparto, y que van desde los 60,65 M€ que se embolsó el Barça la pasada temporada, a los 4,46 M€ del Valencia (por escoger el primer equipo fuera del descenso al final de la pasada temporada, con cinco años ininterrumpidos en la máxima categoría). En el caso de la Real Sociedad, (4º puesto en la pasada temporada y clasificada para “Champions”) resulta también llamativo que sus ingresos siendo el cuarto, sean poco más de la mitad que el del primero (en concreto 39,24 M€). Es decir, tenemos un sistema de reparto de los derechos televisivos, que impide que la competición sea disputada por seis o siete equipos (como sí sucede en Inglaterra) al reducir a dos (a veces tres, cuando el Atlético tiene “el año”) la ecuación. Y de los arbitrajes mejor no hablemos.
En la “Premier”, el valor de los derechos de televisión, se distribuye por igual entre los 20 clubes, y los equipos reciben pagos adicionales en función de la frecuencia con la que son elegidos para su visualización por televisión. El sistema logra que al menos en cuanto al reparto del dinero de los derechos, exista una igualdad mucho mayor entre los equipos. De ahí, y de la diferencia del valor de esos derechos (amén de otras consideraciones como la permisividad con las pérdidas que Javier Tebas siempre denuncia) resulta el que un equipo de la parte baja de la tabla inglesa, tenga un poder adquisitivo mayor que uno de la parte media de la liga española. Cierto, no es sólo por el reparto televisivo, pero esa equidad ayuda y bastante.
Fuente Diario As / KhelNow
Ahora bien, ¿Qué pasaría si en España implementásemos la distribución en función de las audiencias de los suscriptores (el modelo Apple Music)? Pues que probablemente existiría también una descompensación notable; porque no nos engañemos, el Real Madrid y el Barcelona son los únicos equipos que interesan a los aficionados de la “España vaciada” y también a los de la “Medio llena”, salvo en aquellas ciudades con un componente identitario fuerte hacia su club local, por historia o situación deportiva actual (e incluso allí, muchos tendrán también un segundo equipo entre los dos grandes).
Siendo sinceros, el Real Madrid y el Barça son los dos clubes que más generan, porque entre otras cosas es muy difícil encontrar gaditanos cuyo segundo equipo sea el Real Mallorca (aunque igual alguno hay), pero seguro que también resulta más sencillo encontrar quien anime a su “Cádiz” y a la vez mantenga la ilusión por uno de los otros dos grandes clubes de la liga española. En todo caso, las personas que pagan su paquete Fusión o su “DAZN Total”, esperan ver al menos cada jornada un buen partido del Real Madrid o del Barcelona, obviamente porque sus plantillas y su juego son mucho más llamativos que los de otros de media tabla para abajo. Pero cabría también preguntarse que es lo que podrían hacer estos equipos con presupuestos más altos. Quizás entonces, la competición realmente nos sorprendiera y pudiéramos estar hablando, no ya de la “Premier”, pero sí de algo más similar a ésta que a esa liga escocesa a la que cada vez nos parecemos más. ¿Existe un círculo vicioso, imposible de romper ya?.
Y una cuestión final a raíz de aquella historia de la “SuperLiga”… Asumiendo el “status quo” y la descompensación en el futbol español (otro elemento más para alimentar el círculo vicioso) ¿Cuánto valdrían los derechos televisivos de la Liga española sin no compitieran en ella el Real Madrid y el Barcelona? A buen seguro, Movistar y muchas otras operadoras ofertarían muy por debajo de lo pagado en la anterior adjudicación. Y eso si no nos ponemos en el peor de los casos, y bajamos la mirada hacia lo que ha pasado estos últimos años con los derechos de la 1ª RFEF, esa categoría semi-profesional de nuestro fútbol, donde los equipos reciben propinas por sus derechos televisivos, haciendo inviable la propia competición y su subsistencia.
Como diría Gerard Piqué… “Es lo que hay”.
El Precio del fútbol televisado
Analizado ya un poco por encima el negocio de los derechos de retransmisión del fútbol para operadoras y clubes, toca ahora centrarse en el usuario. ¿Compensa lo que el cliente medio paga por el fútbol? La forma más fácil de verlo es tomando directamente la oferta de Movistar (aunque sin perder de ojo la de sus compañeras de viaje).
En principio, Movistar ofrece por 57,90€ un paquete convergente de comunicaciones ligeramente por encima del precio de otras operadoras rivales, al que después hay que añadirle el precio del paquete de fútbol a mayores; resultando así, esos más de 100€ al mes de coste para el suscriptor.
Si lo comparamos con prácticamente el mismo servicio en otras operadoras “low-cost”, en concreto con la de Lowi (una de las tres recomendadas en varias webs por su relación calidad/precio), la factura del paquete de telecomunicaciones tipo, se incrementa en unos 21€ en el caso de elegir Movistar (aunque tenga mejor cobertura, servicio, o música de fondo en las llamadas en espera).
Por lo tanto a ese sobrecoste, es al que le vamos a sumar el paquete opcional con todo el fútbol. A los 21€/mes del precio pagado de más en el paquete de telecomunicaciones, le añadiremos los 43€ del pago adicional por tener el fútbol; obteniendo un resultado de 64€ al mes, por tener todo el fútbol contratado. Básicamente lo mismo o incluso un poco más caro, que tener casi todo el cine y las series que se estrenan en España; ya que tener contratadas las ocho principales plataformas de ”streaming” de cine y series, sin anuncios y en Full HD, sale por 61€ al mes (tal y como os contaré dentro de unas semanas, en esta misma newsletter).
De hecho ver el fútbol en España, es mucho más caro que en el resto de países de nuestro entorno, y supone un mayor porcentaje del salario mínimo.
Fuente: Datos de 2023 elaborados por “Relevo”.
¿Compensa? Sí, si te gusta el fútbol. Porque en concreto, si multiplicamos esos 64 € al mes por los 12 meses de permanencia, nos dan al año 768€ que cada hogar paga por tener el deporte rey en todas sus competiciones más importantes (más de 1200€, con el coste real del paquete convergente de telecomunicaciones que incluye). Guardar ese dato para luego.
Por otro lado, Movistar+ tiene actualmente en torno a 3,5 millones de clientes dentro de su televisión (hace tres años eran 4 millones y siguen cayendo). Obviamente no todos pagan por el fútbol, ya que algunos simplemente quieren un paquete básico de cable adjunto a sus planes de fibra y telefonía. Imaginad que sólo 1 de esos 3,5 millones sean los que paguen por el futbol. ¿Cuanto ingresaría Movistar al año? 1M x 768€ de ingreso bruto anual por cada suscriptor. Y recordad que este año Movistar pagará 800M€ por los derechos de la Liga, cantidad de la que tenéis que descontar lo que le pague Orange (que cierto que también incluye ahí la “Champions”); y ahora, extraed vosotros las conclusiones sobre si el negocio le es rentable o no a la operadora.
Pero aún nos queda por ver la rentabilidad de cara al cliente en un aspecto, comparando el coste del fútbol en vivo, con el de la suscripción televisiva.
El Precio del fútbol en vivo
Como hemos comentado hace un momento, a un cliente, el año de fútbol le cuesta 768€ (todas las competiciones), frente a los 440€ que me cuesta a mí el carnet de abonado en La Liga Hypermotion (en Tribuna Principal, sólo los 21 partidos de Segunda más uno o dos de Copa); aunque esto no sea para nada comparable.
Pero como los que pagan el fútbol generalmente no quieren ver la Segunda División, sino que quieren ver al Real Madrid o al Barcelona, veamos pues las condiciones para ver por ejemplo en vivo al Club de Chamartín (el Barça este año no nos sirve, porque ya sabemos que está de alquiler en “Montjuic”).
El abono más próximo al punto de vista televisivo, y que incluye todos los partidos en casa en todas las competiciones, cuesta 1.585€ (Lateral en Grada Alta). Tened en cuenta que sólo los partidos como local, es decir, que pagas más del doble, por la mitad de partidos que en televisión. Y aún así ¿Es comparable? Pues depende de cada uno, porque el fútbol en vivo no es lo mismo que el fútbol en televisión y dependerá en gustos. Aunque realmente el fútbol en vivo ha sido transformado de forma sustancial en pos del espectáculo televisivo; y ese es el último tema que nos queda por abordar hoy, vista la dependencia brutal de los equipos de fútbol (y cuanto más modestos más dependencia, a pesar de que se lleven menos tajada) del dinero de la televisión.
Bienvenidos pues, al fútbol del Siglo XXI; donde el espectáculo es lo que importa, y el que está en el sofá “tiene el mando”.
No es fútbol, es televisión
Mis sobrinos tienen 13 y 11 años, y a pesar de que no ven fútbol por la tele, porque sus padres no pueden/quieren asumir la factura mensual de una suscripción a un paquete convergente (tienen sus servicios de telefonía e internet, contratados a una empresa con precios mucho más baratos), desde la temporada pasada y la presente respectivamente, acuden al estadio cada domingo (para sufrir, y “disfrutar” con las miserias de su equipo). Ellos y los miles de niños y adolescentes que abarrotan el estadio de mi ciudad (de entre casi 22.000 abonados a un equipo en, y de “Segunda”), y vibran con un espectáculo que no se pueden permitir a través de la pequeña pantalla. Son sólo una pequeña muestra de los cada vez, más niños y niñas que llenan las gradas de los estadios de toda España (Cádiz, Elche, Zaragoza, Pamplona, Sevilla…), para los cuales resulta más barato y menos aburrido ver el fútbol en vivo que por la televisión.
Por contra las audiencias en televisión del fútbol, siguen bajando de forma continuada desde el inicio de esta temporada, ¿Por qué? según algunos, porque a los jóvenes no les interesa ya el fútbol. ¿Pero es esto realmente así? Si ponemos el foco en la asistencia a los estadios con abonos asequibles para los más jóvenes o en la cantidad de niños/as en aumento jugando en equipos escolares, no parece que el fútbol haya dejado de interesarles. Es más, fijémonos en el incremento del número de chavales usando aplicaciones y juegos centrados en la gestión de equipos de fútbol, en videojuegos de fútbol, o incluso en el seguimiento de canales de Twitch que comentan los partidos sin imágenes. Los niños siguen viendo el fútbol, pero no lo hacen siguiendo los medios televisivos tradicionales y a los precios actuales. De ahí la importancia de tener fútbol en una OTT a un precio menor, para sacarlo como decía Tebas, de un “nicho” que excluya a muchos de estos jóvenes (lo que iba a ser DAZN en un principio); algo que por otro lado se ha demostrado poco sostenible económicamente para las OTTs propietarias de los derechos.
Así pues, tenemos un precio caro para el fútbol televisado (con cada vez menos abonados), gracias a unos derechos que se pagan caros (y que deben seguir subiendo con cada período de licitación), para mantener la rueda de unos equipos que pagan unos contratos caros; porque si no, no pueden competir en plantilla con ligas como las de incluso Arabia Saudí (y a pesar de todo ello, muchos clubes españoles están al borde de la quiebra). ¿Burbuja?
Pero el fútbol también ha cambiado en estos últimos años de televisión, de forma importante. Lo primero en cuanto a horarios, ya que se acabaron las emocionantes jornadas con partidos simultáneos; ahora una persona (y conozco unas cuantas que lo hacen) tiene que ser capaz de ver los diez partidos de la jornada liguera entre el viernes y el lunes por la noche en sesión continua a lo “binge watching”.
Lo segundo, en cuanto a la obsesión por el control del reglamento y de la competición: A través del video-arbitraje (VAR), un “coitus-interruptus” futbolístico, que suele crear más problemas que aportar soluciones, cuando no detener el espectáculo por más de tres minutos (yo ya no celebro los goles hasta que no veo si el árbitro se lleva o no, la mano a la oreja). O el asunto de saber cuándo o no es mano en el área, la regla “Schrödinger” del fútbol español, que siempre depende del punto de vista del observador. De las nuevas propuestas de eliminar el fuera de juego, o de jugar en tiempo real mejor no hablamos. Torpes intentos por modernizar algo que no necesita más que un severo reajuste económico, y una racionalización del calendario, favoreciendo al espectáculo en sí mismo, y no a la retransmisión del mismo.
Aparte, no han cesado tampoco las mejoras tecnológicas a la hora de implementar las propias retransmisiones, para intentar hacer del fútbol otra cosa (y ahí juega un papel fundamental la alianza con EA Games). Los partidos a día de hoy, se retransmiten como si de una partida del “FIFA’2X” se tratara, con mil cámaras desde dos mil puntos de vista diferentes ¿Para que los jóvenes se sientan más familiarizados con el espectáculo a través de una tele convencional? Y con ellos, los datos, las estadísticas, los gráficos y los números, que se han impuesto hasta en los análisis de los equipos de benjamines. El control del jugador y de cada jugada, también en pos del espectáculo.
Un espectáculo (el de los partidos de fútbol televisados) que a pesar de todos estos avances tecnológicos y de imagen, sigue atrayendo cada vez menos a los jóvenes delante del televisor por algunas de las razones antes expuestas. Y es ahí donde surgen, formatos paralelos tan exitosos como la “King´s League”, que se enfocan en el“show” puro y duro, y en la parte de gestión de los equipos, que sigue siendo lo que más atrae a ese público de menor edad. Un hecho remarcado por la nueva retransmisión en directo “vía streaming” del “Cierre del Mercado de Fichajes”, que parece suscitar más pasiones que la propia competición a la que sirve.
El fútbol, con su saturación de partidos, sus precios actuales, y su disyuntiva para no perder a sus ya incondicionales, y ganarse a la vez el favor de las nuevas generaciones (a costa de descafeinar parte del sabor que siempre tuvo), se encuentra en una encrucijada de difícil solución. Desgraciadamente, no parece que sus gestores estén por la labor de solucionar una salida de la misma, más pendientes de otras muchas cosas.
Sólo el futuro nos dirá si en las próximas décadas, el fútbol persiste como un entretenimiento de masas, o pasa a engrosar la lista de todos aquellos espectáculos que un día llenaron los corazones de las gentes, y hoy son sólo eventual interés para nostálgicos, como por ejemplo, la Zarzuela.
Y hasta aquí la newsletter de esta semana. Espero que os haya gustado (aunque no os guste el fútbol). Nos escuchamos la semana que viene en formato podcast y dentro de dos, de nuevo aquí en esta newsletter. Será entonces, cuando escriba sobre Amazon largo y tendido; de sus anuncios y de muchas otras de sus peculiaridades. Mientras tanto, recibid todxs un fuerte abrazo.