008| El Valle de la Felicidad
"Happy Valley" concluye, convertida en la mejor serie británica de los últimos años
Bienvenidas/os a la Newsletter de los viernes de “Over The Top”, donde por fin hoy vamos a tener la reseña de una serie, dado que el año va avanzando y empiezan a concluir las primeras ficciones estrenadas a principios de 2023 con emisión semanal.
Sin embargo, en primer lugar quiero recordaros que ayer estuvimos de estreno, ya que se publicó un primer episodio especial de nuestro podcast (en el mismo feed de siempre), bajo el título de “Over The Show”. Unos episodios donde normalmente con periodicidad mensual analizaremos una serie o temporada completa una vez haya finalizado, con profundidad y con “spoilers”.
Para esta ocasión, me he reunido con mi querido amigo Miguel Infantes, con el cual no grababa desde hacía casi tres años, tras la conclusión de mi etapa en “Esto con Jobs no pasaba”. Juntos, hablamos de las tres temporadas de la que es, serie de cabecera de AppleTV+: “Para Toda la humanidad”. Mi recomendación es que escuchéis sólo el episodio si estáis al día con la serie, pero puedo adelantaros que hasta el minuto 45 (de un programa de casi dos horas), no hay “spoilers” significativos.
Espero que os guste este nuevo formato, que repetiremos con otros invitados y amigos según vayan concluyendo algunas de las series del año que más huella nos dejen.
En episodios anteriores…
El mapa del “streaming” cambia cada semana, así que es inevitable hacer actualizaciones sobre el estado de las plataformas y sus estrategias con cada edición de la newsletter.
Esta semana por fin Netflix ha hecho públicos sus planes para acabar con las cuentas compartidas empezando por cuatro países entre los que nos encontramos nosotros (Portugal, Canadá y Nueva Zelanda son los otros agraciados con tal honor). Nada nuevo respecto a lo contado la semana anterior salvo que parece que serán más permisivos con visionados en hoteles y segundas residencias. Lo que asusta es el recargo ¿ejemplarizante? en el país de la piratería por antonomasia: 6€/mes adicionales por persona con la que compartas cuenta fuera de tu Hogar (IP) con, hasta un máximo de dos personas en la Variante Premium (1 en la Estándar y 0 en la Básica).
En resumen, que una familia como la mía con cuenta Premium y compartiendo con dos hogares adicionales, pasaría de pagar 18€/mes a 30€/mes, que curiosamente es… ¡El mismo precio que nos cuesta al mes HBOmax, Disney+, AppleTV+ y Prime Video juntas y sin restricciones de compartición!. Aunque es de esperar que si a Netflix le sale bien la jugada, las demás sigan el mismo camino, por lo pronto les ha tocado la lotería, ya que van a ganar muchos nuevos suscriptores rebotados de Netflix.
En cuanto a Netflix, en mi familia hemos sustituido la suscripción “Premium” por tres Cuentas Básicas de 8€ (24€/mes). Es decir, Netflix pasará a ganar 6€/mes de más (respecto de los 18€ anteriores que ganaban con nosotros), pero eso sí, serán cuentas “Guadiana”. La fidelidad es el precio que Netflix va a pagar por su jugada en el mejor de los casos. Y el resto de gente, pues veremos… de momento muchas bajas y una opinión pública en España totalmente en contra y muy cabreada en redes sociales, que le puede hacer un daño irreparable a la imagen de la marca.
¿Cuándo se implementará esto? ¡Ya! ¿Cómo? Ayer algunos de vosotros en nuestro Canal de Telegram, comentábais que ya habíais recibido el mail con las nuevas condiciones y con plazo hasta el 21 de febrero para fijar cuál de las diferentes casas que comparten vuestra cuenta es la principal. Otros usuarios en Mastodon se quejaban de que la tele de su salón la situaban por IP en Benidorm y la del dormitorio en Sevilla, viviendo ellos en Madrid. La risa de las IP dinámicas. Esperemos que el 21 no empiecen las desactivaciones y los cobros automáticos (algo que aseguraron no se iba a ocurrir) porque supondría un suicidio del estilo “Secta de los Davidianos”.
Más cosas… Disney presentó resultados también ayer, y aparte de reconocer que han perdido 2,4 millones de suscriptores por dejar de emitir el cricket en la India (¡!), unos 1.100 M$ en pérdidas y anunciar despidos (7.000 de momento), desgranaron su futura estrategia con Disney+ que podemos resumir en:
Quieren buscar clientes que sean más fieles a la plataforma y a los que no les importe las subidas de cuotas que ya anuncian para el futuro (desde aquí desearles mucha suerte en esa búsqueda).
Producir menos y con más calidad, buscando la rentabilización al máximo de cada dólar invertido (que es lo que deberían de hacer todas las plataformas ya).
Licenciar algunas de sus series y películas a otras plataformas dejando de ser exclusivas de Disney+ (ya sea Netflix como antaño o AppleTV+ quizás, como yo propuse hace algunas semanas por aquí).
En fin, malos tiempos para la lírica. Todo parece indicar que estamos ya en la “Postguerra del streaming”.
Y un último apunte sobre industria: Según anunció el WSJ y confirmó posteriormente “Deadline” en la tarde del miércoles, parece que el grupo “Warner-Discovery” se echa atrás en lo de fusionar sus plataformas HBOmax y Discovery+, lo cual no quita que algunos de los “realities” de la segunda aparezcan en el servicio de la primera marca, que seguirá con el plan de renombrarse como MAX en algún momento de este año. Las razones parecen estar en la resistencia de los usuarios de Discovery+ a que metan sus contenidos favoritos en una plataforma cuya suscripción cuesta bastante más al mes (aparte de que no parece que les interesen mucho las series de HBO). Seguiremos informando también…
Sobre notas y segundas oportunidades
Cambiando ya completamente de tercio, a la hora de empezar a hacer reseñas en esta newsletter, quiero deciros algo que creo que es importante, como es que solo haré reseñas de series que (para mí) alcancen un nivel notable o sobresaliente. Escribir una reseña como la que vais a leer a continuación lleva su trabajo y tiempo, y no me veo gastando ambos en algo que no merece la pena comentarse (quizás para eso está el podcast, en el cual se puede despachar algo decepcionante con unas cuantas frases sin tener que recrearse excesivamente en ello). Así pues, aquí reseñas solo de aquello que merezca la pena que veáis.
Tampoco encontraréis calificaciones numéricas o estrellitas o “colorinchis” para reducir una obra audiovisual a la mínima expresión. Sé que es práctico de cara al lector, y yo lo agradezco en webs como “Metacritic” o “Rotten Tomatoes”, pero no es mi objetivo aquí puntuar lo que veo y perder el tiempo comparando hasta el decimal unas series frente a otras. Suficiente dilema es ya, elegir unas respecto de otras cuando llega la hora de hacer “Tops” o listas.
Asi que dicho todo esto, ¡vamos allá!
Las series, como muchas otras cosas en la vida tienen su momento y lugar adecuados. Todos sabemos que cuando pruebas algo sin estar preparado para disfrutarlo, puede generar decepción y a la postre, rechazo. Y en el caso precisamente de cine y series, la acumulación de estrenos te puede hacer descartar algo rápidamente sin darle una oportunidad a posteriori. El tono o la lentitud en la presentación de los personajes o del desarrollo de las tramas, nos puede hacer coger el mando y claudicar antes de tiempo, dejando en la cuneta una experiencia que se puede perder para siempre en el peor de los casos, o postergar para un momento más adecuado, si se tiene la suerte de recuperarla más adelante.
Puede que una combinación de todo eso fue lo que me ocurriera a mí con “Happy Valley” cuando se estrenó hace ya bastantes años. Treinta minutos aguanté de una serie que se desarrolla en un entorno feo, con unos personajes muy poco atractivos a primera vista y con una trama que me recordaba demasiado a “Fargo”. Y así, la serie de BBC aclamada por crítica y público pasó a engrosar la lista de mis deudas pendientes, con el agravante de ser yo un enamorado de la ficción británica.
Mucho tiempo después, me encontré con una magnífica serie en HBOmax que se convirtió para mí en lo mejor de 2021: “Mare of Easttown”. La serie de Brad Ingelsby con Kate Winslet y Evan Peters sobre una policía divorciada cuyo hijo se suicidó y que cuida de su nieto mientras trata de resolver los asesinatos de varias prostitutas y de una joven madre en el entorno de un pueblo deprimido, repleto de drogadictos y gente sin futuro. Qué decir de “Mare of Easttown”; entonces y ahora me sigue pareciendo una auténtica obra maestra. Pero en aquel momento, muchos de vosotros que me leéis y escucháis habitualmente, me hicisteis una pregunta: ¿Has visto “Happy Valley”? Y aquella serie que despaché en media hora, se convirtió en una nota en rojo en mi agenda de series hasta esta pasada Nochevieja.
Easttown, vía Halifax
“Happy Valley” es una serie de BBC que se estrenó en 2014, alcanzando desde su primer episodio un gran éxito a nivel mundial. La serie, creada por la guionista de televisión Sally Wainwright, giraba en torno a la vida de la Sargento de Policía Catherine Cawood (Sarah Lancashire), una mujer de mediana edad que trabajaba en la pequeña ciudad de Halifax en pleno “Calder Valley” del West Yorkshire, denominado irónicamente como el «Valley of the Happy» o «Valle de la Felicidad», por la cantidad de drogadictos y prostitutas que pueblan sus calles.
La trama arrancaba cuando Catherine, policía divorciada a cargo de su nieto, descubría que el hombre responsable de la violación y suicidio de su hija (y padre por lo tanto del niño al que cuidaba) había sido liberado de prisión. Esta revelación hacía que Catherine comenzara el acoso y caza del susodicho Tommy-Lee Royce, con la esperanza de poner fin al ciclo de violencia en el que se encontraba atrapada desde entonces. Y a lo largo de nueve años y tres temporadas, esa obsesión y la relación de ambos con el niño fruto de aquella violación, ha acompañado al espectador por un viaje que se ha ido intercalando con los diversos casos de crímenes acaecidos en la zona, como por ejemplo el de un asesino de prostitutas en la segunda temporada.
¿Paralelismo con la serie de HBOmax más que evidente? Sí y no. Es cierto que hay bastantes similitudes entre las protagonistas de ambas series y los entornos en los que transcurren ambas historias (resulta curioso que exista un pueblo también llamado Easttown en pleno “Calder Valley” próximo al Halifax de nuestra historia) y que incluso haya muchas semejanzas en alguno de los casos de trasfondo de alguna de las temporadas, pero nada más. Las dos obras son lo suficientemente diferentes en otros muchos aspectos como para considerarse por separado como extraordinarias ambas, pero no han podido librarse de las comparaciones que en mi opinión no deja de ser algo muy secundario.
El Gato y el Ratón
“Happy Valley” es Catherine Cawood, y la serie no existiría sin un personaje que ha traspasado la pantalla para ganarse el afecto de millones de personas en todo el mundo. ¿Pero quién es realmente la Sargento Cawood? Una mujer entregada a su familia y a su trabajo, cuyo día a día transcurre entre evitar intentos de suicidio de “yonquis” pasados de todo en parques públicos, rescatar a mujeres inmigrantes de las calles y fábricas donde son explotadas de todas las formas posibles, y mediar en los episodios frecuentes de violencia de género producto del alcohol, las drogas y los antidepresivos ingeridos cual “Lacasitos”. Mientras, en su casa acoge a su conflictivo nieto de ocho años sin madre, a su hermana ex-alcohólica y a los miembros débiles de su familia que frecuentemente le piden ayuda ante cualquier pequeño problema: Su ex-marido y su otro hijo.
La Sargento Catherine Cawood, sin embargo puede con todo. Es una roca en la que sus compañeros, jefes, vecinos y familiares se apoyan continuamente, pero que vive destrozada interiormente por la tragedia del suicidio de su hija adolescente y el temor a que su nieto haya heredado los instintos psicópatas de su padre. La relación precisamente con ese padre, el asesino y violador Tommy-Lee Royce, se irá enturbiando a lo largo de los años y convirtiendo en algo mucho más personal por ambas partes, sobre todo una vez que éste descubre que tiene un hijo y que vive con la persona que le metió entre rejas.
Una partida de póker que cobra una fuerza emocional brutal gracias a dos actores superdotados como son Sarah Lancashire (vista recientemente en la serie de HBOmax, “Julia”) y James Norton (“Grantchester”, “McMafia”, “Guerra y Paz” o “The Nevers”). La primera sabe dotar principalmente de la energía y humanidad que requiere su personaje mostrándola como una fuerza de la naturaleza con un carácter incontrolable y un corazón enorme, dispuesta a lo que sea por hacer cumplir las normas y cuidar de todos los que la rodean. El segundo, borda su personaje cínico y manipulador en busca de venganza y de una conexión emocional que le dé un objetivo para una vida rota desde su infancia. Los dos triunfan ofreciendo dos personajes icónicos abordando la interpretación desde formas casi opuestas. Lancashire es pura energía y y fuerza que transmite a la cámara en cada escena que comparte, y Norton es frialdad y sutileza expresada con una mirada que combina a la perfección crueldad y debilidad emocional. Y ese duelo de caracteres y de actores, es básicamente lo que hace que el espectador se quede sentado al sofá, clavado a él, capítulo tras capítulo.
Cuando nadie se queda atrás
Pero sus dos protagonistas no son el único bagaje que atesora “Happy Valley”. El otro, es la verosimilitud, y la conexión sentimental que se establece con el lugar y cada una de las personas que lo pueblan. “Happy Valley” no deja atrás a nadie, porque para la serie es básico poder ofrecer una evolución de todos los personajes que surgen en todas las tramas (incluso las secundarias). Así es como tenemos al padre y a la hija que son víctimas en la trama de la primera temporada, y que se convierten en recurrentes en el resto de las mismas, reforzando el concepto de comunidad y de familia ampliada de los Cawood, los cuales va admitiendo en su núcleo a todos aquellos con los que se han compartido las experiencias vitales que les han marcado. Y lo mismo pasa con esa madre que tiene un papel relevante en la segunda temporada de la serie y que vuelve a aparecer en la tercera siendo determinante en la resolución de algunos aspectos, mostrándonos como sigue su vida y como sigue la relación con sus vecinos.
Para Sally Wainwright, la brillante escritora y “showrunner” de esta maravilla, el paso del tiempo tiene que notarse y debe contribuir a la verosimilitud de la historia, y eso incluye no dejar “Cuentos Inconclusos” en los márgenes de la narración. Por eso mismo, han distado siete años entre la segunda y tercera temporada (algo muy inhabitual en televisión) esperando a que Rhys Connah, el joven actor que interpreta a Ryan, y tercer vértice del triángulo principal de la historia, alcanzara la adolescencia e hiciera posible y creíbles los hechos de la conclusión del relato.
El nivel de fascinación que alcanza el espectador con “Happy Valley” y el de empatía que establece con los personajes, está fuera del alcance de la mayor parte de series que se estrenan cada año. Uno acaba considerando a los Cawood su familia, y sufre y celebra con ellos de la misma forma que lo hacen los actores en pantalla.
Resiliencia y Redención
“Happy Valley” se puede ver como un “thriller” policíaco o como un drama familiar con tintes sociales, porque éstas son las dos ramas que conforman su ADN; pero también es una serie que convierte a parte de sus personajes en referente para el espectador, a través de la solidaridad y resiliencia de la que hacen gala sus protagonistas.
En este aspecto, “Los Cawood” vienen a dar en “Happy Valley” toda una lección. Esas largas cenas donde aparecen tantas veces a lo largo de la serie muchos de los personajes, simplemente compartiendo, apoyándose y acogiendo a aquellos que lo están pasando mal, pueden ser una muestra. Pero la prueba definitiva, es la forma en la que aceptan los momentos dolorosos y el como los superan mediante el esfuerzo y la solidaridad de aquellos que tienen cerca.
Ese sentimiento de vivir profundamente hasta sus últimas consecuencias todo lo que pasa, y de luchar para cambiar las cosas cuando se tuercen, o de estar ahí para cuando le vienen mal dadas al que vive al lado, puede devenir en invitación para que aquel que quiera, cuestione actitudes propias o cercanas ante dificultades similares, y más viendo el contexto social en el que se desarrolla la historia. Al fin y al cabo, todos perseguimos el ideal de la felicidad, y los Cawood en la serie, nos marcan la dirección a seguir. ¿Quizás la felicidad sea aceptar las cosas como vienen (no resignarse que es algo muy diferente) y levantarse para seguir adelante cuanto antes?. En “Happy Valley” nadie se queda en la cama lamiéndose las heridas, siguen adelante, siempre adelante. No hay tiempo ni ocasión para la autocompasión en casi ningún personaje de la serie (y cuando alguien cae en ella, aquel que tiene al lado le saca de la misma a garrotazos si es menester).
El otro tema que desarrolla la serie a lo largo de sus dos últimos actos es el del perdón y la redención. ¿Es digno de perdón Tommy-Lee Royce conociendo cual ha sido su infancia? ¿Se deben perdonar los métodos usados muchas veces por Catherine Cawood para salvaguardar su cordura y la seguridad de su familia?
El tema del perdón a los demás está presente en todos y cada uno de los capítulos de la serie, y se convierte en el eje central del cierre. ¿Quién perdona a quién? ¿Quién se lleva el rencor y la rabia inconsolable para siempre consigo? ¿Quién se redime finalmente? A este respecto, resulta inquietante que ambos protagonistas busquen redención ante sus propios ojos y no ante los de los demás, incapaces de juzgarse a sí mismos con objetividad. Una buena muestra de la compleja moralidad con la que ha dotado Wainwright a sus personajes, alejándolos de clichés y perfiles preconcebidos, y que es definitivo para ahondar en la huella que la serie deja en el espectador.
“Happy Valley” es una de las mejores series de los últimos diez años, con uno de los personajes femeninos más potentes e inolvidables de la historia de la televisión. Un personaje que viene a reivindicar a las actrices de mediana edad y a los personajes que lejos de servir como meros vehículos del desarrollo narrativo, revientan las ideas preconcebidas del espectador sobre lo que tiene o no que ser, o hacer una policía con una vida rota.
“Happy Valley” consta de 3 temporadas de 6 episodios cada una, que están disponibles en Movistar+ y Movistar+Lite (8€/mes).
¡Y nada más por hoy! Espero que tengáis una buena semana todas/os y ya sabéis que espero vuestros comentarios sobre el post y el podcast publicado ayer en nuestras vías de contacto habituales, que podéis encontrar en el lateral de la página principal de nuestra web www.overthetop.es
¡Un saludo y nos leemos!
008| El Valle de la Felicidad
Pedazo de newsletter, como siempre.
Desde mi pequeña opinión creo que a Netflix no le va a salir muy bien la jugada, ya que en mi caso particular yo estoy compartiendo la cuenta con 4 personas saliéndome a 4,5€. Este precio al final me parece muy bien y relativamente bajo, pero mañana para ver lo mismo y sobre todo con la misma calidad o pago yo solo 17,99€ o si la comparto son 10€ al mes, lo cual supone más del doble de lo que pagaba ahora.
Al final lo que veo que Netflix quiere recaudar dinero, ¿ya que ha día de hoy quien no tiene una tv en 4K?
Pero al final esto de los mercados nunca se sabe, pero que la cosa está un poco en el fastidiada para el consumidor era clarísimo.
Yo solo digo que el mes que me he decidido a poner netflix para compartirlo con unos amigos ha pasado esto. Llevo años sin nada de esta plataforma así que me daré de baja y andando. Para mí la única indispensable por calidad es HBO y, por los servicios, Amazon prime.
Por cierto, no sabes la alegría que me ha dado saber que tienes una newsletter porque eras mi faro recomendador en tus podcast. Estoy muy contento de volver a escucharte y leerte Jose Luis. Un fuerte abrazo